Como explicamos en nuestro post sobre las distorsiones cognitivas, el pensamiento catastrofista consiste en una tendencia a esperar que las cosas salgan mal. Cuando nuestros pensamientos están gobernados por el catastrofismo, lo que hacemos es, en primer lugar, pensar en lo peor que podría ocurrir ante una determinada situación. Después, creer que eso es lo que realmente va a pasar, aunque no existan motivos racionales para pensarlo. Por último, pensar que no vamos a ser capaces de afrontar esa circunstancia.
Este pensamiento, que en algunas personas se da de manera recurrente y casi automatizada, hace que el cuerpo se ponga en alerta, de manera que la respuesta emocional es más intensa, y se genera aprensión, ansiedad y estrés. De hecho, las personas que sufren ansiedad suelen tener un patrón de pensamiento catastrofista, que no hace más que provocar, aumentar y prolongar los síntomas de la ansiedad.
¿Por qué tenemos pensamientos catastrofistas?
Todo pensamiento catastrofista es una anticipación ante alguna situación futura. Al no tener una bola de cristal que nos prediga el futuro, intentamos completar la información que falta. A veces lo hacemos con pensamientos negativos, porque nos hacen sentir control sobre una situación futura. Como si preparándonos para lo peor, estuviéramos protegiéndonos del golpe.
El problema es que no funciona así la cosa. Nuestro estado de ánimo también se ve afectado cuando el pensamiento catastrofista se ha convertido en una respuesta automatizada ante cualquier estímulo. Y con ello, se ve afectada también nuestra realidad. De alguna manera, caemos en la dinámica de la profecía autocumplida.
Por ejemplo: si ante una entrevista de trabajo una persona se centra en pensar que seguro que no nos contratan, su actitud en la entrevista será ansiosa e insegura, y no será capaz de mostrar adecuadamente nuestras capacidades profesionales. Por tanto, aumentará las posibilidades de que no la contraten.
En este último ejemplo, se aprecia cómo las personas funcionamos día a día con las expectativas de futuro. Si una persona es insegura, manejará constantemente expectativas negativas que amortigüen un mal para así evitar la frustración o la decepción. Las personas que tienden a “ponerse en lo peor” son personas a las que les cuesta hacer afrontar adecuadamente un mal resultado.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si finalmente esa persona no es contratada, le dará la razón a sus pensamientos catastrofistas y terminará por crear una imagen distorsionada de sí misma, como mal profesional o con escasa preparación.
Si además piensa que no va a poder superar el hecho de que no la contraten, o que nunca va a poder encontrar un trabajo, es muy posible que le invadan la inseguridad, la tristeza, la impotencia e incluso la vergüenza.
¿Qué tipo de personas tienden a emitir esta serie de pensamientos catastrofistas?
Las personas que tienden a tener pensamientos catastrofistas suelen ser aquellas que son inseguras, con baja autoestima y/o con baja tolerancia a la frustración. De alguna manera, se preparan ante un acontecimiento negativo sufriendo y anticipando previamente la sintomatología emocional de que esa situación salga mal. Las personalidades catastrofistas tienden a experimentar síntomas recurrentes como preocupación intensa, ansiedad, o estado de ánimo depresivo.
Lo saludable es pensar que efectivamente puede que no nos contraten, pero también puede que sí. Puede parecer una tontería, pero es muy importante recordar que no tenemos la capacidad de adivinar el futuro. Por tanto, ante cualquier situación que se presente, podemos esforzarnos en hacer lo mejor posible aquello que está en nuestra mano y esperar a que se resuelva lo que no. Pensar que algo malo va a ocurrir suele reducir nuestras posibilidades de éxito.
¿Cómo evitar el pensamiento catastrofista?
Como hemos dicho, este tipo de pensamiento a veces lo tenemos completamente automatizado, por lo que, en ocasiones, es muy difícil identificarlo. Ser consciente de ellos es el primer paso para poder generar pensamientos alternativos más adecuados, basados en la racionalidad, la probabilidad y en la calma.
Toma conciencia del porqué de tus inseguridades. Descubre en tu historia qué ha podido causar que tengas este tipo de pensamientos catastrofistas. ¿Has tenido malas experiencias?, ¿has sufrido grandes decepciones?.
Analiza objetivamente la situación. Pregúntate qué ha pasado realmente. Puede que hayas discutido con tu pareja, que te hayan echado del trabajo, que hayas perdido un ser querido. Son situaciones dolorosas, pero pregúntate si realmente son tan dramáticas y paralizantes como crees. Si no puedes seguir adelante, o si anteriormente has salido adelante en ocasiones también dolorosas y en realidad estás sobredimensionando la situación.
Recuerda que pensamiento, emoción y acción son tres factores directamente relacionados entre sí. El subconsciente hace una interpretación literal de tus pensamientos, y te hace actuar en consecuencia. Para aprender a trabajar sobre el catastrofismo y otras distorsiones cognitivas, también puedes leer el post «Los errores del cerebro». No es fácil deshabituarnos a este tipo de pensamientos. Pide ayuda profesional si crees que se han convertido en un hábito para ti y cuida tu auto diálogo acudiendo a terapia psicológica.