Mi hijo se autolesiona, ¿qué hago?

Cuando descubrimos que nuestro hijo o hija se autolesiona suele dar mucho miedo y normalmente no sabemos qué hacer. Es importante tener claro que las autolesiones en la adolescencia son síntoma de una mala gestión de sus emociones. Sin embargo, no tienen por qué implicar siempre un trastorno de salud mental.

Normalmente, las autolesiones son respuestas impulsivas a modo de rebeldía. Muchas veces, lo que los y las adolescentes están intentando es mostrar de manera agresiva que ellos son capaces de elegir qué hacer con su cuerpo. Con las autolesiones, buscan la aceptación de sus iguales. Podemos encontrarnos casos en los que, por el contrario, la autolesión supone el punto final a una explosión de emociones contenidas que son incapaces de gestionar.

Detectar las autolesiones

En cualquier caso, la detección precoz es fundamental, porque atajar este problema es mucho más fácil en los momentos iniciales. Autolesionarse es una manera de autorregular las emociones, pero no es la adecuada. Por eso suele ser imprescindible la evaluación profesional que pueda determinar el riesgo de salud en cada caso. Así podremos decidir si es posible trabajar desde la atención psicológica o es necesario acudir al servicio de urgencias de salud mental del hospital.

Las formas de autolesión más comunes son cortes en diferentes partes del cuerpo, quemaduras en la piel, rascarse alguna parte de su cuerpo o la introducción de objetos afilados en el cuerpo.

Cuando las heridas son superficiales y no suponen un riesgo elevado para el adolescente, esta conducta puede provocar una sensación de alivio automático después de agredirse. La terapia suele ayudarles a dos cosas: por un lado, a gestionar esas emociones negativas de otra manera, que bien puede ser desde coger un boli y ponerse a escribir, o pintar, o utilizar la fuerza física de manera funcional.

Por otro lado, la terapia es una buena herramienta para averiguar qué es lo que está provocando el malestar. No podemos olvidar que las autolesiones son un síntoma. Lo más importante es averiguar la causa, para poder resolver el problema de raíz.

¿Qué puedo hacer si mi hija se autolesiona?

Cuando descubrimos que nuestros hijos e hijas se autolesionan solemos asustarnos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no siempre es tan grave como parece. Las heridas autoinfligidas son alarmantes, pero es importante mantener la calma y tener siempre presente que lo que necesita la persona que se autolesiona es aliviar su malestar y no sentirse juzgada.

Es importante mantener una posición de escucha activa, no trasladarles nuestros miedos, no juzgarles, y darles la opción de hablar con otra persona si no quieren hablar con nosotras. En cualquier caso, es fundamental pedir ayuda a un profesional, para que pueda hacer una evaluación rigurosa de la gravedad -o no- de la situación, y derivar nuestro caso a competencias de salud pública si corresponde.

Julio Escudero Villegas. Psicólogo general sanitario, experto en adolescencia y juventud.