Claves para una adopción exitosa

Las adopciones son situaciones complejas. Por una parte, por el proceso de adopción en sí mismo, que puede ser largo y llevar a los futuros padres y madres a largas esperas, momentos de ansiedad e incertidumbre, y a enfrentarse a diferentes procesos de evaluación. Además, si la adopción se ha decidido como una opción ante una situación de infertilidad, es posible que haya ciertas heridas abiertas. Por otra parte, hay que tener en cuenta la historia previa de los niños y las niñas que van a ser adoptados, ya que muy posiblemente vengan de experimentar algún tipo de abandono por parte de sus familias biológicas, e incluso en algunos casos han podido vivir situaciones traumáticas.

Por todo ello, es importante que, si te estás planteando realizar una adopción, puedas tener en cuenta algunas de las principales características que reúnen los padres y madres que ya han pasado por esta experiencia y que la describen como “exitosa”. Entre dichas características, encontramos que son padres y madres que:

  1. Se informan y preparan adecuadamente sobre los procesos de adopción, las circunstancias y posibles problemáticas de la criatura adoptada, y mantienen una perspectiva realista.Son tolerantes con sus propias sensaciones de ambivalencia y/o sentimientos negativos. Esto quiere decir que no se enjuician si experimentan sentimientos negativos hacía sus hijos e hijas, sino que aceptan la inevitabilidad de esas sensaciones encontradas, dada la problemática de la criatura y lo complejo de la situación.
  2. Cuando se dan conductas inadecuadas las perciben como la expresión de un temor a la falta de contacto o miedos, ofreciéndoles la protección y comprensión adecuada, en lugar de añadirles presión por la falta de reciprocidad emocional sentida, que puede estar especialmente latente al principio.
  3. Tienen la habilidad para valorar y sentir satisfacción ante las pequeñas mejoras, tanto en el niño o la niña como en las dinámicas familiares.
  4. Son flexibles en el rol parental que desempeñan. Es decir: ambos progenitores asumen el rol de cuidadores y colaboran entre sí.Tienen una visión sistémica y abierta de la familia. A la hora de buscar respuestas ante un determinado problema, tienen en cuenta todas las circunstancias que rodean a la familia, en lugar de centrarse solamente en los comportamientos de la criatura.
  5. Muestran proactividad y buscan soluciones ante comportamientos no deseados. Evitan actitudes más reactivas o victimistas. Además, aceptan las interacciones y ayuda de familiares y amigos.
  6. Utilizan el humor y el autocuidado para afrontar situaciones complicadas y “recargar las pilas”. Reservan espacios para sí, como tardes ocasionales o fines de semana, para mantener la fuerza y salud física y mental.
  7. Fomentan una interacción positiva que cuide el vínculo. Dedican cierto tiempo diario a tener momentos de calidad con sus hijos e hijas: jugar, hablar…

Los procesos de adopción ofrecen la oportunidad de restaurar y cubrir necesidades o carencias de las personas implicadas, aunque también son complejos, y es posible que ciertas expectativas respecto a la personalidad del niño o niña, o a la familia que se quiere formar, no siempre se cumplan. El habitual que el malestar que esto pueda generar, junto con otros problemas que se encontrarán en el camino, hagan que se requiera de ayuda profesional para gestionarlos y superarlo

Post publicado por:

María Hernández Guzmán

Psicóloga clínica, especializada en habilidades de regulación emocional.