¿Para qué sirve el miedo?

Como es una emoción que nos resulta desagradable, es normal que nos preguntemos para qué sirve el miedo. La respuesta bien podría ser que nos sirve para sobrevivir. El miedo nos permite identificar amenazas o situaciones difíciles a las que tenemos que hacer frente. Es una emoción encargada de velar por nuestra seguridad. Nos lleva a buscar un sitio seguro, a encontrar protección, a prevenir posibles peligros, a prever riesgos.

Para que el miedo sea útil tenemos la responsabilidad de saber autorregularlo. Es bueno que el miedo esté presente, pero debemos intentar que no sea demasiado fuerte ni prolongado en el tiempo.

Ante el miedo, nuestro cerebro prepara el cuerpo para tomar rápidamente la decisión que nos mantenga con vida. Puede ser escondernos, correr, o activar la ira para defendernos. El corazón y la respiración se aceleran para darnos un extra de energía.

Para saber regular el miedo y que nos sea útil, es muy importante diferenciar las amenazas reales de las imaginarias. La amenaza es real cuando, por ejemplo, nos vamos a montar en una atracción del parque de atracciones. El miedo actúa para evitar peligros de accidente, y nos recuerda abrochar el cinturón y comprobar que está bien colocado.

Las inseguridades o preocupaciones, sin embargo, son una manifestación del miedo que generamos las personas. Para sobrellevar la incertidumbre ante una dificultad, se pone en marcha la ansiedad, que nos lleva a pensar y valorar las diferentes alternativas disponibles y a elegir la mejor solución.

Cuando el miedo es desproporcionado se convierte en dañino, porque puede llegar a limitar y a renunciar a situaciones que, de no habernos bloqueado por el miedo, nos darían satisfacción. Aún así, una buena herramienta para hacer frente a estas dificultades es la exposición. Es decir, “aprender a realizar tus actividades con miedo”. A través de la exposición progresiva a aquellas situaciones o estímulos que nos generan miedo, descubrimos cómo aquello que al principio nos aterra, poco a poco se va haciendo cada vez más pequeño.

Emociones desagradables

Las emociones desagradables como el miedo, la tristeza o el enfado tienen una función necesaria en nuestro día a día. Cualquier emoción es una respuesta psicofisiológica que emite nuestro cuerpo ante una determinada situación o estímulo. A lo largo de la evolución, el ser humano ha utilizado estas emociones para protegerse y sobrevivir a todos los peligros que le acechaban. Por ejemplo, en el caso que abordamos hoy, el miedo al león era adaptativo, hacía a nuestros antepasados huir de un posible ataque.

Esa función adaptativa es la razón por la cual debemos tener mucho cuidado con la represión de nuestras emociones. Puede traer consecuencias negativas para nosotros el no atender a los mensajes que nos están lanzando. La clave es no evitar las emociones, aunque sean desagradables, sino aprender a gestionarlas y enfrentarlas. ¿Para qué sirve el miedo? Para sobrevivir.

Julio Escudero Villegas. Psicólogo general sanitario, experto en adolescencia y juventud.