Diez errores que cometemos en pareja

En este artículo vamos a comentar diez errores que cometemos en pareja sin darnos cuenta y que son relativamente fáciles de evitar si tomamos conciencia. Si somos capaces de identificarlos y reflexionar sobre ellos, puede ayudarnos a que la relación mejore y a tener mayor satisfacción con nosotros mismos.

Errores que solemos cometer cuando estamos en pareja

A continuación, revisamos 10 errores que es fácil cometer cuando estamos en pareja si no ponemos consciencia en ello.

1. Querer que nuestra pareja cubra nuestras necesidades, o responsabilizarnos de las suyas

En las relaciones de pareja se da un espacio de cuidado mutuo, pero esto no significa que la otra persona tenga la responsabilidad de cubrir nuestras necesidades, o de conseguir que seamos felices. La responsabilidad de cubrir las necesidades propias y de encontrar el camino que nos hace felices, no es más que de uno mismo, aunque en la pareja haya espacios de cuidado y apoyo mutuo.

Igualmente, cuando somos nosotros quienes asumimos la responsabilidad de cubrir las necesidades de la otra persona y de que sea feliz, estamos poniendo nuestros esfuerzos en algo que no depende directamente de nosotros, lo que nos puede llevar a sentir culpa y frustración.

2. Idealizar

Una cosa es querer que nuestra pareja comparta ciertos valores con nosotros y otra llenar de expectativas a la pareja. Podemos saber si tenemos expectativas irreales acerca de nuestra pareja porque normalmente la acompañan sentimientos de frustración y decepción. Lo ideal es que podamos conocernos bien, para aceptarnos con nuestras debilidades y fortalezas.

3. Querer cambiar a la otra persona.

En relación con el punto anterior, es habitual que por la falta de aceptación intentemos modificar a la otra persona. Tenemos que recordar que nadie tiene la obligación de cambiar para agradar a la otra persona. Se trata de entender las diferencias y aceptar al otro tal y como es. Esto no implica que no se puedan hacer peticiones concretas para mejorar la convivencia, o que haya momentos en los que las dos partes puedan hacer cambios en aspectos concretos.

4. No agradecer

Es fácil que con la rutina demos por hecho todo lo que hacemos y se nos olvide que, aunque sea algo compartido, las responsabilidades conllevan un esfuerzo. Agradecer, desde las tareas cotidianas que realiza, como los buenos gestos y cuidados que tiene con nosotros, ayuda a que ambas partes se sientan mejor y a que el vínculo sea más sano. Sino podemos caer en el error de fijarnos solo en lo que no nos gusta o no hace como queremos.

5. Entrar en una lucha de “razones”

Cuando en las parejas se producen conflictos es fácil que nos centremos en lo que la otra persona hace mal, en lugar de hacer equipo para para buscar soluciones. A veces se entra en una lucha de poder para decidir quien tiene razón, es fácil que se olvide el objetivo común de estar bien.

6. No cuidar la forma en la que nos comunicarnos

Ya sea por el tono que usamos, la forma de decirlo, en definitiva, el lenguaje verbal y no verbal, a veces no nos comunicamos de forma efectiva. Cuando en lo que nos dice la otra persona percibimos algún tipo de agresión, nos sentimos amenazados, y desde ese momento nuestro cerebro se pone en modo de alerta para protegerse. Es decir, dejamos de escuchar para defendernos y, por lo tanto, las posibilidades de solucionar un conflicto, disminuyen mucho.

7. Hacer reproches en lugar de peticiones directas.

Cuando no comunicamos nuestras necesidades y deseos de manera clara, éstas se pierden en el mensaje. Por ejemplo, si para nosotros es importarte el orden, en lugar de decir a nuestra pareja: “eres un desastre, siempre dejas la ropa por medio”, podemos transmitirle nuestros deseos y hacer una petición directa, por ejemplo: “Para mi es importante el orden, me ayudaría que cuando te cambies de ropa, la que no utilices vuelvas a guardarla”. Otro ejemplo si lo que queremos conseguir es pasar más tiempo con la otra persona, en lugar de decirle: “siempre llegas muy tarde a casa, parece que no te importo”, podemos decir: “me gustaría pasar más tiempo contigo, qué te parece si algunas noches las reservamos para cenar juntos”.

8. Creer que la otra persona tiene que adivinar lo que queremos y necesitamos.

Cuando pensamos: “es que se podía imaginar que yo quería…” o “ya tenía que saber que…”, estamos dando por hecho que tiene la capacidad de leernos la mente, lo que origina muchos conflictos y daña la relación. Además, a veces va acompaña de suposiciones negativas como “ya no le importo” cuando simplemente ha podido ser un despiste o que estuviera pendiente de otras cosas. En lugar de ello, podemos probar a hacer peticiones directas (como hemos visto en el punto anterior) y cuando tengamos dudas, no dar cosas por hecho, sino preguntar.

9. Estar presente físicamente, pero no emocionalmente.

No es lo mismo compartir el mismo espacio y saber que la otra persona está físicamente ahí, que estar presentes en el plano emocional. Estar presentes emocionalmente implica que haya un espacio de comunicación, escucha y de empatía, en el que ambas partes se sientan comprendidas.

10. Olvidarnos de reservar tiempo de calidad

Con el ritmo de vida que llevamos en la actualidad y todas las responsabilidades que tenemos que asumir, se nos puede olvidar reservar espacios para compartir y disfrutar con nuestra pareja. Dedicar esfuerzo y tiempo a cuidarlos es muy necesarios si queremos mantener una relación sana.

Si sientes que tu relación de pareja ha entrado en una espiral de conflicto te animamos a que revises los puntos anteriores. Además, puede ser de ayuda ponerte en la perspectiva de la otra persona y preguntarte: ¿qué me hace ser difícil para el otro? En algunas ocasiones, pedir ayuda profesional también es necesario.

María Hernández Guzmán. Psicóloga clínica, especializada en habilidades de regulación emocional.
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