Claves del liderazgo empático

Uno de los retos actuales de las organizaciones es crear lugares de trabajo en los que la gente pueda trabajar de manera eficiente, se sienta satisfecha y, en definitiva, sea razonablemente feliz. El objetivo de las compañías modernas tiende a ser que las personas que trabajan en ellas estén comprometidas con sus valores, pero sin dejar de lado el mantenimiento y consolidación de sus objetivos.

Las empresas no dejan de ser estructuras sociales. Por eso en este punto es importante recordar que las personas estamos programadas para interesarnos por los demás. La empatía y la compasión son centrales en las comunidades humanas.

Las organizaciones se preocupan por que las personas que trabajan para ellas se sientan comprometidas con los valores y los objetivos de organización, algo que a veces no pasa, porque en ocasiones vivimos el trabajo como una experiencia deshumanizadora. Esta circunstancia tiene que ver con la propia cultura de la organización, que está determinada por sus valores fundacionales, que pueden ser, por ejemplo, dar servicios de calidad, o contribuir a mejorar la sociedad.; las experiencias de socialización: cómo se comportan las personas a nuestro alrededor, cómo nos tratan, qué experiencias vivimos; y el liderazgo: la forma de actuar de los y las líderes. Un aspecto que no sólo es importante sino que, además, es el más maleable, el que más fácilmente va cambiando.

La importancia del liderazgo

Las personas que ejercen el liderazgo son quienes encarnan los valores de la organización. Lo que evalúan, monitorizan, a lo que deciden prestar atención y refuerzan, es lo que conforma la cultura de la organización.

Si queremos promover culturas de empatía y compasión, lo que necesitamos son líderes que encarnen esos valores. Y ¿Quién puede encarnarlos? Una persona capaz de mostrar interés, estando presente y prestando atención. Debe además practicar una escucha activa y reflexiva, es decir, entendiendo las causas de aquello que al otro le afecta o le preocupa. El o la líder debe ser capaz de dar una respuesta empática, que consiste no sólo en entender el malestar de la otra persona, sino también en expresar el motivo por el que lo entiende. Por último, el liderazgo que buscamos requiere también la disposición de ayudar.

Poner en práctica estas cuatro claves no sólo requiere aptitudes personales, sino que la propia organización facilite a sus líderes que se comporten conforme a ellas. Una dificultad que una persona se puede encontrar para hacerlo puede ser el miedo: a perder la autoridad, a que los conflictos aumenten o a que el equipo se acomode y el rendimiento disminuya, por ejemplo. O, simplemente, a escuchar cosas que no resultan agradables -quejas, peticiones, críticas-. Por eso las organizaciones no sólo necesitan técnicos en posiciones de liderazgo, sino líderes, que tengan claro que encarnar la cultura de la organización es una de sus funciones.

Post publicado por:

Diego Delgado Agüera

Psicólogo Sanitario, especializado en salud laboral, ansiedad, estrés y habilidades de comunicación.


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