Cuando atravesamos un proceso de duelo, el acompañamiento social puede ser determinante para superarlo correctamente. Sin embargo, cuando nos toca el papel de acompañante, muchas veces no tenemos claro qué decir, qué hacer ni cuándo actuar. Por eso en Idealoga hemos recopilado algunas pautas sencillas que pueden servirte de orientación cuando alguna persona de tu entorno esté sufriendo por alguna pérdida y necesite ese acompañamiento durante el duelo.
Lo principal es estar en contacto regularmente, a través de llamadas telefónicas, mensajes o del modo que podamos. Respetando los espacios y los tiempos de la persona que atraviesa el duelo, es muy importante mostrarle que estamos presentes y disponibles para acompañarla.
El duelo suele durar alrededor de un año, por lo que es importante no desistir al pasar las primeras semanas. Al pasar el primer mes pueden venir las semanas más duras, porque es entonces cuando la persona afectada se da verdadera cuenta de la pérdida. Es entonces cuando más necesario es el acompañamiento.
Como decíamos, cuando hablamos de cómo acompañar durante el duelo, es primordial respetar espacios y tiempos, comprender que la persona que ha sufrido una pérdida puede no tener ganas de socializar. No debemos forzar a una persona que está atravesando un proceso de duelo a realizar actividades o encuentros sociales que no le apetezcan, porque podemos provocarle una sensación de culpa que añadiría dolor al que ya tiene. Lo que necesita la persona en duelo es poder ir dando pasitos con los que se vaya sintiendo cómoda, por eso no hay que forzar que vuelvan pronto a la normalidad.
La importancia de escuchar
Durante el proceso de duelo se dan conversaciones muy duras, ante las que es importante mantener una posición de escucha activa: que la otra persona perciba que estamos escuchando, que comprendemos su situación y que estamos disponibles para acompañarla.
De hecho, durante el duelo hay muchas veces que no hace falta que hagamos nada más que escuchar. Debemos perder el miedo al silencio, porque no hay palabras mágicas ni frases adecuadas. A veces no sabemos qué decir porque no tenemos que decir nada, simplemente tenemos que estar ahí, mostrando escucha y compañía.
Por último, es importante no contradecir ni restar importancia a los pensamientos que se tienen respecto a la pérdida. Aunque a veces son duros y parecen incluso irracionales. No les quitemos importancia porque son propios de esta fase, y poco a poco irán evolucionando a algo diferente. Si contradecimos o restamos importancia a sus sentimientos, la persona a la que tratamos de ayudar puede sentirse incomprendida. Puede, incluso, que deje de compartirnos sus sentimientos y acabe rechazando nuestro apoyo.