El duelo es un proceso psicológico muy duro que sucede cuando tenemos una pérdida muy importante. Solemos identificar el duelo con el proceso que hacemos tras el fallecimiento de un ser querido, pero la realidad es que el duelo es necesario ante cualquier tipo de perdida de algo que nos parezca importante. Puede ser la pérdida de una pareja, de una amistad, de un trabajo o de cualquier cosa que para nosotros sea importante.
Debemos tener en cuenta que todo cambio supone una pérdida y toda pérdida supone un cambio. Dicho esto, el duelo es un proceso doloroso que supone una pérdida de equilibrio.
Es importante aclarar que un duelo no es un trastorno de la salud mental. De hecho, si lo gestionamos adecuadamente, supone un crecimiento personal, y nos aportará recursos para gestionar con mayor facilidad las pérdidas que podamos tener en el futuro. Esa es su función.
Las fases del duelo
Cada persona y cada duelo es diferente. Sin embargo, podemos identificar cuatro fases en el proceso del duelo, aunque no siempre se pasa por todas, ni se atraviesan en el mismo orden.
- Fase de choque. Ante pérdidas recientes o impactantes, encontramos la fase de negar lo sucedido porque no lo asimilamos. En esta fase predomina una sensación de caos en la que no entendemos qué está pasando ni cómo ha podido ocurrir algo así.
- Fase de conciencia. Es el momento de la aceptación, en el que afloran emociones como la rabia y la impotencia. En esta fase constatamos la ausencia y esto provoca añoranza.
- Fase de tristeza. La idea de que la persona querida no va a volver se afianza, y esto nos provoca mucho dolor. En esta etapa es frecuente sentir desmotivación, apatía. Hay personas que necesitan aislarse socialmente, y es frecuente el llanto. Aparecen síntomas que recuerdan a la depresión.
- Fase de superación. Aquí, aunque nunca se vuelve a ser ni estar como estábamos antes, sí se da una adaptación al cambio y a nuestra nueva vida. A veces incluso se adopta, en cierto modo, una nueva identidad.
Síntomas que aparecen durante el duelo, y cómo tratarlos
Los síntomas que se manifiestan durante el proceso del duelo son tanto físicos como psicoemocionales.
Entre los síntomas físicos podemos encontrar:
- Cansancio
- Dolores musculares
- Dolores de cabeza
- Sensación de taquicardia
- Presión en el pecho
- Nudo en la garganta o en el pecho
- Insomnio
- Mareos
- Sensación de debilidad
- Pérdida de apetito
- Pérdida del deseo sexual
Por su parte, los síntomas psicoemocionales suelen ser:
- Disminución de la atención
- Pérdida de concentración
- Pérdida de memoria
- Aparición de muchos pensamientos negativos
- Llanto, a veces más intenso y otras menos
- Cambios de humor
- Emociones como la ira, la culpa, la rabia
- Sueños con la persona a la que hemos perdido
- Irritabilidad emocional
Cuando estamos atravesando el duelo y aparecen estos síntomas que resultan tan desagradables, muchas personas se ven tentadas de recurrir a la medicalización. Sin embargo, no conviene tomar antidepresivos en los primeros momentos de pérdida, porque el proceso del duelo tiene la función de aportarnos aprendizaje y fortaleza emocional. Si no lo atravesamos, las consecuencias saldrán por otro lado y pueden convertirse incluso en trastornos de ansiedad.
Para ayudarnos a atravesar el duelo, lo más conveniente es seguir ciertas pautas de autocuidado que nos permitan hacerlo de una manera algo menos dolorosa.
Cuando estos síntomas no se van, y se mantienen en el tiempo de manera intensa, pueden acabar convirtiéndose en un duelo patológico. Esto puede ocurrir cuando se dan trastornos de la salud mental previos a la pérdida, cuando se juntan muchas pérdidas o cuando la pérdida es muy dolorosa. En esta situación, es importante pedir ayuda profesional.
También la falta de ayuda social es determinante, por lo que, cuando alguien de nuestro entorno sufre una pérdida, es importante que sepamos acompañar de manera adecuada.