Puede parecer una cuestión menor pero una de las claves para ser feliz es saber distinguir nuestros deseos de nuestras necesidades. El malestar emocional de las personas aparece muchas veces por confundir deseos con necesidades. Por ejemplo: “necesito un coche mejor y más grande”. Un deseo es algo que me gustaría pero que no necesito para ser feliz: “me gustaría tener un coche mejor y más grande, pero no necesito un coche para ser feliz”.
Es completamente legítimo querer un coche más grande, o desear tener una pareja que te quiera, muchos amigos y un trabajo que te guste, pero ninguna de estas cosas es necesaria para vivir una vida razonablemente satisfactoria y poder hacer cosas interesantes y valiosas.
Tendemos a crearnos necesidades artificiales y en realidad con ello solemos conseguir malestar emocional. Si no conseguimos satisfacer esos deseos o necesidades creadas, nos frustramos, nos sentimos personas desgraciadas. Si, por el contrario, conseguimos satisfacerlas, aparece también el miedo y la inseguirdad, porque queremos conservarlo para siempre. Siguiendo con el ejemplo del coche, por ejemplo, podría pasar que al comprar finalmente un vehículo de gama alta, luego tengamos miedo de que nos lo roben.
¿Qué nos puede ayudar a distinguir entre deseos y necesidades?
Pregúntate qué te estás exigiendo. Por ejemplo:
- Tener más prestigio en tu profesión
- Que en tu relación de pareja todo te satisfaga
- Tomar siempre decisiones acertadas
- No cometer errores en la educación de tus hijos
- Que la gente te trate siempre de manera amable y educada
- Que todo el mundo respete siempre las normas de circulación.
Pregúntate si de verdad lo necesitas para ser feliz
Ninguna de estas exigencias son necesidades. Son deseos o preferencias y si se cumplen es estupendo; pero si nos paramos a pensar podemos ser felices a pesar de no satisfacer muchos de ellos. Nadie necesita que la gente sea siempre amable y educada ni tener más prestigio en su profesión para tener una vida razonablemente feliz. Nos gusta, sí, pero no es imprescindible para nuestra felicidad. Por eso es tan importante diferenciar deseos de necesidades.
Pregúntate qué tienes en tu vida
Poner nuestra atención en lo que sí poseemos, en lo que la realidad pone a tu servicio y en tus posibilidades, te facilita vivir una vida más satisfactoria.
La filosofía y la psicología nos enseñan que la felicidad reside en disfrutar de los deseos sin perder de vista que son una especie de regalo, un añadido, pero en ningún caso una necesidad real o una condición sine qua non para nuestra felicidad.
Post publicado por:
Diego Delgado Agüera
Psicólogo sanitario