Qué es la mochila emocional y cómo deshacerse de ella

Cuando hablamos de mochila emocional nos referimos al peso que cargamos de experiencias, recuerdos, miedos o preocupaciones que no están siendo atendidos de manera adecuada y que pueden acabar pasándonos factura. Para evitar que ese peso que sentimos sobre los hombros tenga consecuencias negativas para nuestra salud, hay que comprender qué es la mochila emocional y cómo deshacerse de ella.

El modelo de vida actual ha hecho que normalicemos un ritmo de vida estresante, en el que el tiempo se convierte en un bien escaso. La inmediatez y la necesidad del ahora es un modelo que no nos permite, en nuestro día a día, detenernos a revisar cómo nos sentimos y cómo estamos avanzando en nuestros objetivos vitales. Sin embargo, tomar consciencia de cómo está nuestra mochila emocional es un ejercicio necesario para detectar aquellas sobrecargas emocionales que no nos están dejando avanzar.

Cada persona intenta descubrir en cada momento cómo vivir mejor consigo misma. En ese proceso, intervienen distintas emociones y pensamientos que se manifiestan a través del autodiálogo. Todo esto pertenece a la parte consciente de la persona. En la parte menos consciente, queda nuestra mochila emocional.

¿Qué es la mochila emocional?

Todo lo que nos toca vivir deja una huella en nuestro cuerpo a lo largo de los años. La memoria emocional también existe. Las heridas emocionales que hemos sufrido, y que no están convenientemente curadas, nos dejan una importante marca y son las que más peso dejan en nuestra mochila emocional. Algunos estudios señalan que más del 70% de las personas han estado expuestas a eventos traumáticos como la pérdida de un familiar, un cambio de vida, un desamor, un accidente o alguna experiencia violenta, entre otras muchas.

Cuando se da alguna experiencia de este tipo, nuestro cerebro codifica estos recuerdos a través de imágenes y sensaciones corporales. Cuando no se registran adecuadamente (normalmente debido a una sobrecarga emocional), estos recuerdos interrumpen el proceso de recuperación natural del cerebro. De ahí que sea necesario recodificar de nuevo esa experiencia que puede estar cargando nuestra mochila.

Es muy importante vigilar que nuestra mochila no esté sobrecargada con un peso que somos incapaces de asumir, ya que cuanto mayor sea este peso, mayor impacto negativo tendrá sobre la persona, su estado de ánimo y su entorno social. Cuando la mochila emocional está muy cargada, decimos que aparece el agotamiento emocional.

Si te consideras una persona que no expresa sus emociones y tiendes a guardarlas para ti, es posible que no estés realizando una gestión adecuada de ellas y estés cargando en exceso tu mochila emocional. Estas emociones que se quedan atrapadas en nuestra mochila es posible que estén reprimidas o guardadas en algún bolsillo muy, muy al fondo.

Síntomas del agotamiento emocional

Para identificar el agotamiento emocional, lo más importante es conocer los síntomas que nos puedan servir de alerta.

Entre ellos, puede aparecer una baja motivación hacia cualquier tarea. Podríamos percibir una sensación de lentitud desempeñando nuestras obligaciones, o incluso no disfrutar de aquellas actividades agradables que tanto nos gustan. Esta falta de energía puede ser incluso física, por lo que sentiríamos cierto cansancio corporal.

Por la parte emocional, también podemos identificar cierta hipersensibilidad hacia aquellas pequeñas cosas que no deberían afectarnos tanto. Una sensibilidad en forma de llanto repentino o incluso irritabilidad ante temas donde perdemos enseguida la calma. Es evidente que, cuando estamos más sensibles, también es más probable que aparezca cierta inestabilidad emocional: podemos pasar de un estado de ánimo alto a uno muy bajo en poco tiempo.

Cuando la mochila emocional pesa en exceso, también afecta a nuestras capacidades cognitivas como, por ejemplo, a la capacidad de atención. Tanto nuestra calidad atencional como nuestra atención sostenida disminuyen a la hora de desempeñar nuestras tareas.

Y, por último, es posible que aparezca una sensación de irrealidad con el mundo. Nos percibimos como simples espectadores o espectadoras de nuestra vida, e identificamos que nuestro mundo va por un lado y nosotras por otro. Este fenómeno también viene acompañado en muchas ocasiones de pensamientos negativos hacia uno/a mismo/a.

¿Cómo aligerar mi mochila emocional?

Para responder metafóricamente a esta pregunta, la mejor respuesta sería la de tomar conciencia de que nuestra mochila pesa, ponernos ante ella, abrirla, deshacernos de toda aquella carga que ya no es adaptativa o que no nos hace falta, y continuar con ella a cuestas. Evidentemente, no es un proceso tan sencillo.

Una buena manera de descargar este peso es la expresión emocional. El dibujo, la música, o escribir un diario son algunas formas de expresar las emociones utilizando la creatividad. Encontrar con un espacio terapéutico con un profesional donde, a través del vínculo y la seguridad, poder hacer esta descarga, es la mejor opción para cuidar nuestra espalda del exceso de carga.

Otra opción interesante es dedicarnos tiempo y hacer una apuesta por el yo. Hay momentos en los que por rutina o por el estrés del día a día, no nos detenemos o nos paramos a pasar tiempo con nosotros o nosotras mismas. El ejercicio de tomar distancia de nuestra parte social y preocuparnos por conocernos más puede ser positivo en la medida de reconocer e identificar todo aquello que nos carga. Realizar actividades agradables solitarias son válidas para reconectar con nuestro yo interior, tomar distancia de nuestro día a día y poder tener una visión más objetiva de nuestro alrededor. En esa labor de introspección, es imprescindible incorporar la visión de que somos seres emocionales y vulnerables. No hay que confundir vulnerabilidad con debilidad, hay que aceptarse y entenderse.

Este ejercicio de enfrentarnos a nuestras cargas emocionales puede ser difícil, en la medida en la que aparece nuestro sentimiento de identidad. Somos, en gran parte, lo que hemos vivido. Deshacernos de aquello que nos pesa no es un adiós a quienes somos, sino un aprendizaje para poder seguir creciendo.

Julio Escudero Villegas. Psicólogo general sanitario, experto en adolescencia y juventud.

 

 

 


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