El humor como herramienta de comunicación

Cuando nos reímos, lo hacemos porque otra persona, o un recuerdo, o la propia imaginación nos envían un mensaje que produce una incongruencia en nuestro cerebro. Normalmente, aquello que provoca risa tiene que ver con nuestros esquemas mentales, con la forma de pensar que tenemos en función de nuestras costumbres, nuestros valores o nuestra moral. Cuando esa incongruencia se produce, y la recogemos desde un punto de vista cómico, aparece la risa.

La risa produce a su vez endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad. La generación de endorfinas mejora nuestro sistema sanguíneo, fortalece nuestro sistema inmune, y regula incluso nuestros niveles de colesterol. En definitiva, la risa, el humor, influyen muy positivamente en nuestro bienestar físico y mental. A nivel individual, reduce la ansiedad, el estrés, e incluso la agresividad. Una situación de enfado o, incluso, de ira puede llegar a resolverse en un momento dado transformándola en humor.

Es importante tener en cuenta que, además, es contagioso. Nuestro estado de ánimo afecta al clima social en el que nos movemos, un aula, un despacho, un entorno familiar, etcétera.

Seguramente todos y todas tengamos algún recuerdo cercano de un momento en que tuviéramos un estado de ánimo más bien triste que sin embargo cambiara al encontrarnos en un entorno más animado. De la misma manera, podemos influir en el clima de los grupos con los que convivimos.

De hecho, uno de los beneficios del humor cuando pensamos en términos de comunidad, es que podemos relajar un ambiente complicado en un momento dado, pero también que es una herramienta que nos sirve para captar la atención de nuestra audiencia y mejorar su predisposición a nuestro mensaje.

¿Cuál es la mejor manera de vivir el humor?

La mejor manera de hacer del humor algo agradable y divertido es riéndonos de nosotros y nosotras mismas. Hacerlo no sólo facilita que el uso del humor en el grupo social en el que estamos sea más fluido y sencillo, sino que, además, mejora nuestra autoestima.

Para potenciar nuestro sentido del humor, además de reírnos de nosotros y nosotras mismas, ayuda mucho sonreir, disfrutar de nuestra familia y amistades, ser amable con nosotras mismas y con las demás personas y, no olvidarnos de descansar y cuidarnos.

Precauciones en el uso del humor

A pesar de que el humor tenga efectos muy positivos en nuestro bienestar, debemos tener en cuenta que no todas las personas tenemos el mismo sentido del humor. No sólo porque dependiendo del día tenemos un estado de ánimo u otro, sino también porque cada persona y cada costumbre social tiene una forma diferente de entender el humor. Debemos intentar adaptarnos a este tipo de circunstancias.

Por eso, cuando alguien nos dice que tiene un mal día, o que no está de humor, es bueno respetar ese espacio y guardarnos los chistes y las bromas para otro momento. Es importante que reconozcamos los contextos. Las personas adultas, por ejemplo, entendemos el humor de forma distinta a las personas adolescentes o, por supuesto, a los niños y niñas. Del mismo modo, los entornos lúdicos y laborales tienen claves diferentes, y es importante saber reconocer dónde procede el uso del humor, y dónde está fuera de lugar.

Post publicado por:

Fátima El Shafi y Erika López

Educadoras sociales