Psicología para las personas

Un psicólogo sanitario es un profesional de la salud mental que ha acreditado una formación especializada y está obligado a colegiarse en el Colegio Oficial de Psicólogos de su comunidad autónoma.

Mediante la psicoterapia te enseña y entrena a que por ti misma seas capaz de afrontar con éxito tus problemas, reduciendo con ello el malestar que estás sufriendo. Trabaja en colaboración contigo y su objetivo es aumentar tu bienestar, salud y calidad de vida.

Es importante matizar que el psicólogo no es un “consejero” ni un “amigo” al que se le explican los problemas. Seguramente, lleguéis a establecer una agradable relación de cordialidad, pero su objetivo principal no es ser tu “confidente” sino ayudarte a recobrar un estilo de vida satisfactorio. Forma parte de la terapia que te formule preguntas para averiguar qué problema tienes, pero sólo te preguntará sobre aquellas áreas necesarias para llevar a cabo la intervención.

La psicóloga es, además, una educadora y una entrenadora de habilidades de afrontamiento, con las cuales se pretende, no sólo solucionar los trastornos y problemas actuales, sino entrenar a la persona para la prevención de recaídas, de modo que la persona sea totalmente autónoma y no nos necesite de nuevo para solucionar los problemas que pueda tener en el futuro.

Principalmente cuando una persona, que quiere mejorar su bienestar (lo que implica en muchas ocasiones tratar de mejorar su estado mental o psicológico), ha tratado de realizar diversos intentos por sí sola y, a pesar de sus intentos, no ha sido capaz de conseguirlo. Sin embargo, saber cuándo se ha conseguido o no un buen estado psicológico es poco clarificador, por lo que podemos tener en cuenta una serie de indicios los cuales, si les prestamos la debida atención, nos mostrarán que necesitamos algún tipo de ayuda para sentirnos mejor. 

• Cambios en el estado de ánimo. Tener cambios en el estado de ánimo o en el humor es algo normal y que nos afecta a todas las personas. Sin embargo, cuando notamos que estos cambios, son muy fuertes, intensos y/o frecuentes es un indicativo de que existe cierto malestar psicológico.
• Percepción de baja autoestima. Tener un concepto negativo, pobre o poco valorativo de nosotros mismos es una señal de alerta que nos indica que necesitamos empezar a hacer cambios, ya que de no hacerlo esta percepción se mantendrá en el tiempo generándonos un intenso malestar que poco a poco se irá incrementando.
• Problemas de autocontrol. El querer modificar nuestro comportamiento de algún modo (querer hacer algo o querer dejar de hacerlo) y no conseguirlo nos está avisando de que existe algún aspecto psicológico que está en cierta medida alterado y no ponerle remedio a tiempo puede derivar en problemas de mayor gravedad.
• Síntomas físicos. Algunas psicopatologías provocan ciertos síntomas físicos que podemos ver o notar en nuestro cuerpo. Cuando no existe explicación médica (orgánica) a nuestros síntomas físicos es posible que tengamos algún tipo de alteración psicológica que los esté provocando.
• Pensamientos negativos. El contenido de lo que pensamos es un aspecto a tener muy en cuenta. Un estado de salud mental óptimo no es aquel que sólo tiene pensamientos positivos, sino es el que equilibra pensamientos tanto negativos como positivos. Sin embargo, el tener sólo (o mayoritariamente) pensamientos de contenido negativo sí que informa de la existencia de malestar psicológico. Además el contenido de estos pensamientos puede afectar no solo a lo que pensamos, sino también a lo que sentimos, a como percibimos las cosas, etc.
• Problemas para dormir. El sueño, o la capacidad para dormir plácidamente, es uno de los indicativos de buena salud mental y por tanto, el tener una alteración del sueño (no explicada por otros motivos médicos) suele ser indicativo de malestar psicológico.
• Sentirse “sobrepasado/a”. Es una sensación subjetiva difícil de explicar por quien la padece que se produce cuando las emociones son tan intensas que dificultan el poder pensar y procesarlas de un modo sano y adaptativo y que provoca altas sensaciones de malestar.
• Situaciones vitales extremas. Desgraciadamente la vida en ocasiones nos fuerza a ser protagonistas de situaciones que percibimos como límites o extremas y en las que no nos vemos capaces de desenvolvernos adecuadamente por no contar con las herramientas necesarias para gestionarlas. Contar con apoyo psicológico puede dotarnos de los recursos necesarios para gestionar la situación, solucionar problemas y, principalmente, proteger nuestro estado mental.

En general, las primeras visitas son más frecuentes (una por semana) y poco a poco las sesiones se irán espaciando (cada quince días, cada mes, etc.). No obstante no es una medida rígida, sino que se adaptará siempre a las circunstancias, necesidades y características de cada persona, por lo que es importante que comentes tus preferencias en cuanto a la frecuencia para que lleguéis a un acuerdo.

La duración de la intervención es variable, ya que depende de diversas variables, tales como el tipo de problema que tengas, tu disposición a trabajar en terapia, la cronicidad y extensión de los problemas, habilidades previas, expectativas, motivación, etc.

Hay terapias que pueden durar solo un mes y otras que pueden extenderse en el tiempo, dependiendo de los objetivos que se marque cada persona. Existen intervenciones que tan solo requieren un número reducido de visitas, por ejemplo de 2 a 5 visitas. Es el caso donde el paciente tan solo busca un apoyo puntual o una orientación concreta hacia alguna situación específica.

El principal motor en un proceso de terapia es el deseo e interés de cambiar algunas cosas en la vida. Si este deseo no existe, en forma de inquietud, interés, etc., el trabajo puede verse muy limitado. Esta inquietud puede expresarse en forma de honestidad del paciente, aunque no necesariamente. Existe una especie de resistencia inconsciente que es lo que hace que el cambio no sea tan fácil de lograr. El reto de una terapia es buscar formas nuevas para disolver estos bloqueos que impiden el cambio y mejorar.

No siempre es necesario tomar medicación. En los casos en que, después de una evaluación diagnóstica, el profesional considere que la mejor opción para la recuperación más rápida del paciente es la terapia combinada (terapia psicológica y terapia farmacológica), se propondrá al paciente hacer una visita a su médico de cabecera o psiquiatra.

En cualquier caso los psicólogos en España no tenemos la competencia profesional que nos permita prescribir psicofarmacología, ni intervenir o modificar cualquier tratamiento farmacológico ya existente.